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BASES DE UNA PROPUESTA PARA ARGENTINA

  • La Argentina ha crecido poco y mal en los últimos sesenta años. La estrategia seguida en todo ese largo período, basada en la sustitución de importaciones, ha tenido como consecuencia no sólo un pobre desempeño en materia de desarrollo sino, además, una concentración urbana -básicamente Buenos Aires y su conurbano- que hoy ya resulta un problema político, social y económico prácticamente insoluble en el contexto de la política actual.
  • La política centralista se ha caracterizado por una permanente transferencia de ingresos del agro y del interior del país al Estado Nacional y a sectores urbanos y un constante desplazamiento de población desde ese interior discriminado que no ha podido retenerlas por falta de oportunidades de desarrollo. En el último quinquenio, coincidente con los gobiernos de Duhalde y Kirchner, se han establecido 24 villas en Capital Federal y más de 600 en el conurbano cuya población pasó de 650.000 a 1.150.000 de personas.
  • ● Como expresión y ejemplo de los resultados de estas políticas, resulta interesante el caso de la provincia de La Pampa donde, si excluimos la población de Santa Rosa y General Pico, creció sólo un 6 %, poco más de 8.000 habitantes, entre 1947 y 2001 mientras su capital y la segunda ciudad crecían respectivamente 650% y 470%.
  • Es urgente para la salud de nuestro país, revertir este proceso nefasto y peligroso que la actual política está agravando y replantear una estrategia de crecimiento que contemple la descentralización del país, el desarrollo económico de su interior que retenga la población en sus lugares de origen, que amortigüe y ordene la inmigración proveniente de los países vecinos para poder recrear en Buenos Aires y el gran Buenos Aires condiciones de vida dignas y civilizadas, para una población estable que no se incremente en forma caótica.
  • En este contexto dramático, si tenemos en cuenta el colapso de la seguridad, la justicia, la educación, la salud, el problema de la droga, la corrupción, la situación de la juventud, vamos a ubicar nuestra propuesta para el sector agropecuario en el marco del complejo económico que lo comprende.
  • ● También planteamos la necesidad fundamental de aprovechar la oportunidad histórica que la situación internacional muy favorable le brinda a la Argentina, situación que no se ha dado desde comienzos del siglo XX, que nos permitiría reinsertarnos como nación desarrollada en el mundo.
  • No podemos repetir otro error histórico como el de la década del 40 que llevó a nuestro país por un camino errado y solitario en un mundo que se movía en otra dirección.
  • A pesar de las condiciones negativas que le han planteado al agro y al complejo agro económico, políticas equivocadas cuyas consecuencias hoy se están mostrando reiteradas, porfiadas y agresivas en su accionar, el complejo agro económico y en particular el sector agrícola, se ha desempeñado con una brillantez, creatividad y capacidad que no logró opacar ni apagar la miopía, la mezquindad y la mediocridad de la política actual.
  • La discriminación contra el agro y el interior del país se ha instrumentado principalmente mediante una política de cambios múltiples, retenciones, precios máximos “acordados”, aranceles etc. -cuando no, vedas a las exportaciones- que han establecido cambios efectivos, en algunos casos de más de uno a tres y que, en última instancia, ha permitido transferir recursos y oportunidades de sectores eficientes a sectores ineficientes y sostener políticas clientelistas y prebendistas con las consecuencias esperables y que hoy estamos observando y percibiendo en toda su perversidad.
  • Mi propuesta se sustenta básicamente en la necesidad de desarrollar la agro economía, produciendo más y agregando más valor en los lugares de producción desarrollando las industrias y servicios locales que sustentan esa producción cada vez más diversificada y con productos de más valor.
  • La verdadera revolución producida en materia agrícola en base a bio-genética y el sistema de siembra directa, que aparte de la conservación del suelo permite un superior aprovechamiento de la humedad, que llevado a los millones de hectáreas cultivadas podríamos imaginar del orden de los 30.000 millones de metros cúbicos de agua, que miden la eficiencia del sistema, hay que proyectarla a la producción de carne, leche, y muchos otros productos y ahora de biocombustibles que plantearían un antes y un después en la realidad.
  • Quedaría por evaluar, la posibilidad de incorporar cientos de miles de hectáreas para riego, hoy improductivas, que están ahí, esperando su oportunidad.
  • El gran enemigo del desarrollo, ha sido la falta de políticas de estado, de continuidad en los objetivos y las reglas de juego. La improvisación y el oportunismo de las políticas de corto plazo y la capacidad de interferir que se arroga el PEN frente a las actitudes soberbias e inoportunas de pocos gobernantes y funcionarios se esterilice y se malogre el trabajo, la imaginación y la creatividad de legiones de argentinos. La premisa básica es liberarlos de esa pesada carga y crear las condiciones adecuadas para que rindan sus frutos.
  • Carlos D. Heguy, junio de 2007 


BASES PARA UNA PROPUESTA PARA LA PAMPA

  • El tema predominante en la agenda política pampeana debería ser el desarrollo.
  • La coyuntura internacional se presenta muy favorable para el país y, en particular, para La Pampa.
  • Esta oportunidad es parecida a la histórica de fines del siglo XIX que en pocos años permitió que de país pobre y deshabitado, emergiera como uno de los más ricos y prometedores del panorama internacional de la época.
  • La Pampa tiene ahora una oportunidad, como la tuvo entonces. El desafío para esta y la próxima generación de los pampeanos es aprovecharla.
  • Un plan apto para La Pampa consiste en desarrollar todo su potencial de producción y transformarlo industrialmente con mayor valor agregado en su propio espacio.
  • La producción agropecuaria, su transformación y en general toda la agro economía -producción, industrias y servicios- será, sin dudas, la base del desarrollo.
  • • Las PYMES industriales y de servicios serán también el factor fundamental en el desarrollo poblacional y económico de las ciudades y poblaciones pampeanas más allá de Pico y Santa Rosa.
  • • La producción de carnes, los frigoríficos y anexos, la producción de leche y las usinas lácteas serían, sin dudas, los motorizadotes del desarrollo junto con la producción de granos y oleaginosas y las industrias que las procese.
  • • El desarrollo futuro de La Pampa estará ligado al manejo del agua ya sea en los cultivos del secano con un mejor aprovechamiento del agua de lluvia mediante la tecnología de siembra directa y barbechos, como el desarrollo de áreas de riego sobre la base del aprovechamiento del Río Colorado.
  • Para el desarrollo de nuevas empresas, fundamentalmente PYMES, será importante hacer funcionar el sistema de “vivero de empresas” y “ventanas únicas empresariales” para facilitar el proceso de instalación ya que no basta el sistema de créditos favorables.
  • Se denomina “Vivero de empresas” o “Ventana única” a un mismo lugar donde los emprendedores podrán resolver todas sus dudas, realizar íntegramente los trámites administrativos y encontrar asistencia personalizada para madurar y perfeccionar su idea empresaria.
  • El desarrollo pampeano y el crecimiento económico pasa por la puesta en marcha de nuevas actividades productivas de transformación o de servicios, fruto de la vocación empresarial de los emprendedores. Las PYMES harían crecer los pueblos del interior. El estado debe ser un facilitador y un promotor.
  • En cualquier proyecto de este tipo, mucho tendrán que ver las organizaciones empresarias y el estado provincial, la existencia de reglas de juego y políticas de estado que hoy dependen en muchos casos del estado nacional en contradicción con la cláusula de prosperidad y el derecho al desarrollo implícitos en el pacto federal y constitucional que ampara los derechos provinciales.
  • En el terreno de los emprendimientos productivos agroindustriales o industriales serán las perspectivas, las posibilidades reales, las garantías y la seguridad sobre la continuidad de las reglas de juegos, tanto como la existencia de mercados internos o externos quienes determinarán la factibilidad y la decisión de invertir.
  • En cada pueblo, en cada ciudad, los emprendedores deberán buscar oportunidades nuevas, tanto puede ser una actividad mayor como un frigorífico, una usina láctea, una aceitera, una industria o un microemprendimiento que produzca un producto diferenciado no sólo por la marca sino también por su diseño.
  • Al estado le deben interesar que existan esos emprendimientos, debe acompañarlos y procurar que se multipliquen. Por eso decimos que queremos un estado promotor pero no un estado entrometido que dificulte o que impida. Cualquier emprendedor seguramente a sufrido experiencias negativas al respecto.
  • La multiplicación de estos casos no es tema exclusivo del Estado. También la sociedad debe valorar a los emprendedores. El prestigio social del emprendedor debe acompañar a un proceso de desarrollo. El prebendismo y el favoritismo político no han contribuido a que así ocurra.
  • En el futuro los pampeanos debemos procurar que no se nos escape de la provincia producción sin agregado de valor. Habrá que tener una oferta segura y fluida de producción sin altibajos importantes por problemas climáticos tan habituales en nuestro territorio para asegurar a las empresas transformadoras la ocupación continua de su capacidad instalada.
  • Las distintas producciones deben estar integradas complementariamente: cría, producción de carnes, lechería, producción bajo riego, etc. política de reservas. El estado debe colaborar y estimular esta integración agroindustrial con medidas apropiadas invirtiendo en la promoción de la integración para que se produzca un retorno cierto en lo económico y en lo social.

Carlos D. Heguy, junio de 2007


VIVERO DE EMPRESAS Y VENTANILLAS UNICAS EMPRESARIAS

Su labor se estructura alrededor de tres servicios: información, asesoramiento y tramitación.
En un mismo lugar los emprendedores podrían resolver todas sus dudas, realizar íntegramente los trámites administrativos y encontrar asistencia personalizada para madurar y perfeccionar su idea empresaria.
Con seguridad el desarrollo y el crecimiento pampeano pasarán por la puesta en marcha de nuevas actividades productivas de transformación (agroindustrias) o de servicios, fruto de la vocación empresaria de los emprendedores.
Las PYMES harán crecer los pueblos del interior y en ese sentido el estado debe ser un facilitador y un promotor.
En cualquier proyecto de este tipo, mucho tendrán que ver las organizaciones empresariales y el estado provincial y la existencia de reglas de juego y políticas de estado que hoy dependen en muchos casos del Estado Nacional en contradicción con la cláusula implícita de prosperidad que ampara el derecho provincial al desarrollo.
En el terreno de los emprendimientos productivos y agroindustriales, serán las perspectivas, las factibilidades reales, las garantías y la seguridad sobre la continuidad de las reglas de juego tanto como la existencia de mercados internos o externos quienes determinarán su factibilidad y la decisión de invertir.
En cada pueblo, en cada ciudad, los emprendedores deberán buscar oportunidades nuevas. Tanto puede ser una actividad mayor como un frigorífico, una industria láctea, una oleaginosa, o un microemprendimiento de cualquier tipo.
Estos emprendimientos existirán si hay emprendedores que ponen en ello el alma y otras cosas y que deben ser respaldadas por el estado que les facilite su tarea y por la sociedad que debe valorar su capacidad de crear y de administrar y otorgarle a los emprendedores honestos consideración y prestigio social.
Lamentablemente, el prebendismo y el “amiguismo” político no han contribuido para que así ocurra.
Carlos D. Heguy, junio 2007



COMO SIEMPRE EN LA ARGENTINA
¡EL VIVO VIVE DEL ZONZO, Y EL ZONZO DE SU TRABAJO!

En Argentina estamos acostumbrados – quizás sería más apropiado decir amansados- para consentir un manejo centralizado y desbordante de la economía. El Presidente y su Ministro de Economía de turno, mandonean y resuelven sobre la vida y los intereses de todos.
En realidad lo que efectivamente pasa, es que el Presidente, el Ministro y el aparato estatal que creen manejar el suyo -como el doctor Frankestein manejaba su engendro –terminan perjudicando directa o indirectamente a una mayoría y beneficiando a una minoría que sostiene un “acuerdo” con el gobierno, de mutuo beneficio, organizado sobre el otorgamiento de “prebendas”. El poder de turno maneja por izquierda, un acuerdo prebendista con las corporaciones y por derecha un acuerdo clientelista tácito que le permite consolidar mayorías electorales que lo sostengan en el poder.
Por supuesto que este régimen autoritario, que por izquierda es oligárquico y por derecha es populista, siempre elige sectores víctimas que deben ser solidarios con él, gratis y obligatoriamente.
El reciente paro agropecuario no hace necesaria la búsqueda de la víctima propiciatoria de éste régimen, el sector productor y elaborador de alimentos, que emplea un tercio de los argentinos y exporta más de un 50% del total de las exportaciones argentinas. Con él, sufre el interior del país que resulta expoliado y discriminado e impedido de desarrollarse. Pese a las sucias maniobras del gobierno tendientes a desacreditar la voluntad de protestar de cientos de miles de productores, esto resulta evidente.
Lo que no resulta tan evidente y conocido por las victimas de esta política, es el perjuicio que sufre el consumidor que paga impuestos exagerados sobre el consumo y el perjuicio que sufren los “laburistas” que deben pagar también exagerados impuestos  al trabajo que se suman a los que pagan como consumidores, para superar tal vez el cincuenta por ciento de su ingreso, recibe a cambio, servicios malos y caros. El gobierno argentino, a la hora de cobrarse, se comporta como un gobierno europeo, a la hora de brindar servicios como un país africano.
Estos malos servicios sociales, unidos a la falta de seguridad, de justicia, y sobre todo a la decadencia y deficiencia del sistema educativo, pulverizan la igualdad de oportunidades, uno de los presupuestos básicos de la República.
Carlos D. Heguy, marzo de 2007


CENTRALISMO Y PRESIDENCIALISMO

El centralismo en el campo político, que tan nefastas consecuencias ha tenido para el desarrollo parejo y armonioso de Argentina obligará necesariamente y cuanto antes mejor, a abordar y arreglar la cuestión federal y la cuestión municipal por que a pesar de ser sostenidas por la Constitución como formas fundamentales de organizar el poder han sido desvirtuadas en los hechos, por un régimen más unitario que federal.
Ello nos ha llevado en la realidad, a un desequilibrio institucional que se da a favor del Poder Ejecutivo Nacional y los poderes ejecutivos provinciales en desmedro de los poderes legislativo y judicial.
Si a nivel cultural y político existe una tendencia o preferencia de la sociedad por los liderazgos fuertes o por la personalización caudillesca del poder, es indudable que ello afecta el equilibrio, la salud y el funcionamiento de las instituciones republicanas.
La emergencia, un estado permanente, una forma de vida casi, para los argentinos, ha servido de excusa fácil para conceder poderes extraordinarios al presidente cuando la experiencia ha demostrado que es en las presidencias fuertes o pretendidamente fuertes, que está el epicentro de los terremotos políticos argentinos.
Son los presidentes los causantes y las victimas al mismo tiempo. Todo se concentra y se refiere en el presidente de turno, que como no es un estadista ni un súper héroe, sino un simple mortal (y muchas veces no de los mejores) no puede estar a la altura de los requerimientos y responsabilidades del cargo, y termina como centro de una crisis que lo termina arrastrando junto con el país.
El presidente es como un pararrayos atrae los rayos de las tormentas sucesivas. Sufre las descargas eléctricas pero hace masa, no a la tierra sino al sistema institucional.
El presidente es, en definitiva, un actor patético del drama argentino. Destinado a ser un salvador, termina siendo una víctima propiciatoria a la inconsistencia, la inconstancia y la impaciencia de la sociedad argentina (la triple I que nos enerva).
Todo el mundo termina lavándose las manos y el héroe termina como villano o al menos como “chivo emisario” que permite cerrar un ciclo y comenzar otro igual.
Ni los votantes que lo ungieron con los oleos sagrados de la democracia, ni los diputados ni senadores que le concedieron, sino la suma del poder, al menos algo muy parecido, se sienten responsables, ni de hecho , jamás han sido sancionados con la “maldición constitucional explícita y contundente del artículo 29.
Desde 1928, de los presidentes electos, solamente el presidente Justo y el presidente Menem no fueron depuestos, murieron o se retiraron por enfermedad. Perón, sólo concluyó su primer mandato. Guido un caso particular, como Lastiri que constituye quizás junto con Isabel Perón los episodios mas lamentable del desprestigio presidencial.
La lista de presidentes constitucionales que no concluyeron sus mandatos arranca después del 28, con Irigoyen, Ortiz, Castillo, Perón, Frondizi, Illía, Cámpora, Perón, Isabel Perón, Alfonsín, De la Rúa. ¿Me olvido de algún otro? ¿Habrá terminado esta larga y desventurada lista? No olvidemos la larga lista de presidentes de facto.
¿Como, la reiteración del fracaso de la presidencia como figura clave de nuestro sistema institucional, no provoca una predisposición en pueblo y dirigentes a cambiar su carácter y su naturaleza? Resulta misterioso y difícil de explicar. Es casi ridículo justificar este empecinamiento irracional en esa presunta preferencia histórica de nuestro pueblo por los caudillos. Suena a excusa para justificar la falta de responsabilidad ciudadana que nos caracteriza y el abandono del campo político a corporaciones y bandas que han aprendido a usufructuar y medrar con las desventuras nacionales.
¡Algún día tendremos que enfrentarnos con nuestros problemas y afrontar nuestro futuro!
Carlos D. Heguy, marzo de 2007



INTERFERENCIA Y DISCRIMINACION

La capacidad de interferir en los derechos de las personas, en sus legítimas actividades, que protege la Constitución, en los derechos de los estados provinciales y de sus pueblos, está aparejada con el extravío moral, intelectual y político que supone confundir el bien común y los intereses generales, con los interés y conveniencias de políticas electoralistas, de carreras políticas oportunistas que parecen caracterizar a los funcionarios de este gobierno desde el presidente para abajo.
La emergencia, condición casi permanente en Argentina, sirve de excusa para justificar los delirios y desvaríos cortoplacistas, los abusos, presiones y arbitrariedades, la falta de respeto, los insultos y las desmesuras de personajes que las circunstancias desgraciadas vividas por el país han ubicado en posiciones para las cuales no dan la medida.
 Resulta duro para una Argentina que podría tener apetencias de civilización y de condiciones de vida digna, verse sometida a las condiciones de un gran Guiñol manipulado por discapacitados.
Es que al final llega el hartazgo y es este estado de ánimo, de náusea en realidad, el que explica mejor por que se venden las empresas argentinas a capitales extranjeros, por que muchos argentinos sobre todo jóvenes y capacitados se van a buscar otros aires más respirables. Son los que votan con los pies y buscan otras oportunidades y mejor futuro. Son solo la cresta de una ola que es mucho mas profunda, integradas por los que esperan o se automarginan y se convierten en extranjeros en su propia tierra, adultos que desperdician sus talentos o jóvenes que se malogran en una rebeldía  intrascendente o en un aturdimiento de alcohol o drogas y finalmente aquellos que resisten y pelean desde sus trincheras, la vida cotidiana.
Esta larga introducción no existiría si no fuera necesario explicar esa sensación de hastío y desaliento que se puede sentir, por ejemplo, como tambero o productor de carne cuando debemos soportar la soberbia y la necedad de quienes repiten las mismas maniobras, toqueteos y torpezas que se vienen repitiendo a lo largo de mas de sesenta años con los costos y desenlaces que ya conocemos por que los hemos vividos y sufrido en otras oportunidades.
No son las contingencias circunstanciales de un negocio que no cierra, lo que desalienta al productor sino esta arbitraria capacidad de interferir que se arrogan algunos funcionarios, cualquiera sea su jerarquía, en su vida y sus negocios legítimos, llevándose por delante el estado de derecho, en mérito a una interpretación maliciosa del derecho del Estado que termina  degradado además, a mero capricho de funcionario.
Es posible que cuando falten lácteos o carnes en el futuro, y Argentina desperdicie las oportunidades que el mundo le ofrece, nadie le haga cargos al Presidentes, a la Ministro o al Secretario, por sus errores y su mal desempeño. Hasta es probable que maliciosamente ellos mismos culpen a los productores por no producir en las condiciones que ellos les imponen. Pero no importa, porque mientras hay vida hay memoria y por lo tanto integrarán la larga lista de personajes que no estuvieron a la altura de sus responsabilidades.
También Eróstrato logró pasar a la historia, cuando quemó el templo de Diana.
Carlos D. Heguy, marzo de 2007



EL CENTRALISMO PERVERSO

Siempre, desde que se organizó la Argentina y en particular cuando se unificó con la incorporación de la provincia de Buenos Aires y se instaló la Capital Federal, el centralismo resultó una constante de la política nacional.
Los presidentes que sucedieron a Mitre, Sarmiento, Avellaneda, Roca, Juárez Celman, son provincianos de origen que gobernaron desde Buenos Aires y para Buenos Aires. Quizás en aquellos años se justificara en parte este proceso, en la necesidad de promover la unión nacional y asegurar la paz interior pero, a la larga, resultó nefasto para el país.
Este hecho de los presidentes centralizadores provenientes del interior se reafirma con la tendencia similar de los gobernadores “centralistas” que se concentran en sus capitales. La miopía política parece ser una enfermedad generalizada entre gobernantes argentinos.
En los gobiernos de facto y en los períodos en que gobernó el populismo autoritario, este proceso centralizador se acentuó como resultado del colapso de las instituciones republicanas y de la política económica y del clientelismo político electoralista.
Si nos detenemos a observar la situación actual veremos que se han sometido las autonomías provinciales al dominio del Presidente, mediante la neutralización práctica del parlamento, eximiéndolo de hecho, del control de quienes representan a los estados provinciales o a sus pueblos y del manejo de “caja” que somete a sus gobernadores ¡poderoso caballero es don dinero!
¿Cómo puede el Gobernador de La Pampa resistir las presiones de un Presidente que se desborda, si recibe 800 millones y sólo recauda 200? (Año 2005).
Así, hemos visto a la actividad emblemática de la provincia, la ganadería vapuleada y saqueada por la resolución personal innecesaria y caprichosa, que además transfiere ingresos de la provincia a la “caja” de su gobierno y a otros sectores urbanos, mediante una política cambiaria, retenciones y aranceles, claramente injusta y discriminatoria contra la Provincia.
¿Qué recibe la Provincia a cambio, más que las 30 monedas que amansan la aquiescencia cómplice de los políticos oficialistas?
Lo que pasa ahora, ha pasado antes, con sus más y con sus menos y esta situación y sus consecuencias acumuladas a lo largo de muchos años, ha condicionado y configurado una Argentina que ha crecido poco y mal, deformada por su macrocefalia y en la escualidéz de su torso y miembros.
Ya hemos mencionado el riesgo de las megalópolis incontrolables. Es el constante acumular gente desplazada del interior del país y de países vecinos, sumada a la decadencia en materia de seguridad, justicia, educación, salud, falta de ocupación, de infraestructura, drogadicción y miseria económica y social, lo que constituye una combinación diabólica que un estado débil no puede enfrentar con su incapacidad de gestión y de ordenar (no necesitamos nombrar San Vicente como ejemplo).
Los datos conocidos sobre el incremento de las “villas” producido en el último quinquenio, período prácticamente coincidente con los gobiernos de Duhalde y Kirchner, que señalan un incremento de 24 en Capital y más de 600 en el conurbano con una población de las mismas que pasó de 638.000 a 1.150.000 nos plantea un problema prácticamente insoluble. Aún si las condiciones mejoraran, el flujo de desplazados tenderá a incrementarse.
Si la política económica actual continúa sacando recursos al interior para subvencionar consumos y servicios urbanos es obvio que el problema seguirá agravándose máxime teniendo en cuenta que esta política, en muchos casos, no hace distinción entre ricos y pobres en sus subvenciones.
La única solución posible es un cambio copernicano, decidido, tendiente a promover el desarrollo del interior para poder ocupar y retener la población en sus lugares de origen.
Debemos revertir los efectos perversos de las políticas centralistas. Es prioritario detener este proceso de concentración en el Gran Buenos Aires. Así habrá posibilidades de construir y recrear condiciones civilizadas de vida y en esto no debe haber mezquinos cálculos clientelísticos y electorales.
Construir un país efectivamente descentralizado, federal y municipal, más armónico y parejamente poblado y desarrollado, es el gran desafío para Argentina en la primera mitad del Siglo XXI.
Carlos D. Heguy, enero 2007



EL JUEGO SUCIO

Dos artículos aparecidos en la última edición del mes de diciembre de “La Arena del Campo” describen, acertadamente, la situación por la que atraviesa el productor agropecuario hoy en día. Uno, hace referencia a que está cortado el diálogo entre el gobierno y los productores movilizados contra las medidas restrictivas implementadas por aquel y el otro en el que el economista Juan José Reyes alerta sobre la amenaza gubernamental de aumentar en cinco puntos las retenciones a la soja lo que, parecería ser, la única respuesta al paro agropecuario. Menciona también que, de concretarse, traería aparejado una pérdida para La Pampa que en el corriente año ascendería a 6 millones de dólares.
Efectivamente, ambos artículos están íntimamente relacionados porque reconocen un mismo origen: El conflicto que enfrenta al gobierno kirchnerista y al agro argentino que no tiene salida a la vista. En primer lugar por que este gobierno juega sucio, ya que exige sometimiento a sus planes con prepotencias y aprietes desconsiderados que no desdeñan las amenazas y los malos tratos personales. En segundo lugar por que esta política tiene como uno de sus componentes básicos la exacción de una parte importante de la renta agropecuaria y mantener bajos los precios de los alimentos, al menos tan bajos como los sueldos bajos como consecuencia del dólar caro.
Por supuesto que no es sólo el agro el que sale perjudicado, sino todo el interior, porque en definitiva transfiere recursos de ese interior a sectores urbanos, básicamente a Buenos Aires y el conurbano.
Cuando los productores se resisten legítimamente, el gobierno reacciona chantajeándolos y presionándolos al procurar enfrentarlos a los consumidores urbanos presentándolos como egoístas responsables del aumento del precio de los alimentos. Esto es falso porque la producción es tomadora de precios, no pone ni puede poner precio a sus productos.
Lo cierto es que la ganadería, con las actuales reglas de juego, está condenada a desaparecer de los campos con aptitud agrícola. Quedará arrinconada en aquellos no agrícolas, aptos para la cría y, por supuesto, faltará carne. Este panorama resultará muy perjudicial para La Pampa con un territorio apto para la explotación pecuaria que verá sus mejores campos para engorde cedidos a la agricultura.
Frente al paro, respuesta al fin y al cabo legítima de un sector que ha tenido que soportar hasta el hartazgo la agresión, la incompetencia y la mala fe de los funcionarios ¿Qué hizo el gobierno? Cualquiera pensaría que su obligación debía haber sido buscar prudentes soluciones racionales al problema. Pero no. A pesar que es sabido que estaban tomados los recaudos para que no faltara carne ya que había suficientes existencias en las cámaras y animales en pie en los corrales de los frigoríficos, el gobierno obligó a las Fuerzas Armadas a cargar hacienda mal terminada o hacienda para reproducción, vacas, vaquillonas preñadas, y hasta toros para servicio, para tratar de disminuir el impacto mediático de los corrales vacíos.
También cargaron hacienda Don Benjamín (de Gabriel Romero dueño de Hidrovías y EMEPA) y “Los Caldenes” de Gregorio y Noel Wertheim que como lo hicieron en el anterior paro debemos suponer que han prefirieron “privilegiar” sus relaciones con el gobierno que su solidaridad para con miles de pequeños, medianos y grandes productores que hicieron el paro y no mandaron hacienda. También aparecieron en esta oportunidad algunos voluntarios más como IRSA, LOMANTAR, y EL CABRESTO.
Según trascendidos publicados en La Nación los equipos del Sr. Moreno estuvieron en una desesperada búsqueda de remitentes entre políticos, intendentes, legisladores y gremialistas para que remitieran hacienda.
Como no había necesidad de carne queda en evidencia la habitual conducta de embarrar la cancha que tienen algunos funcionarios de primer nivel de este gobierno que están invitando a la reiteración del paro.
Por otra parte hay que reconocer que existe coherencia entre el hecho de cargar vacas preñadas y de cría y toros en servicio con los denodados esfuerzos que realiza la administración “K” para liquidar la ganadería.
Esto pasa cuando hay gente mezquina y mañosa, acostumbrada al juego sucio y no hay que buscarla entre los productores como afirma el presidente si no en su barra brava, más propensa a los empujones y prepotencias que a ejercitar sus neuronas en la búsqueda de soluciones racionales.
También es bueno recordar que las primeras medidas que comenzaron a complicar el problema de la carne fueron tomadas por el ex ministro Lavagna, por ejemplo el límite de peso para la faena que obviamente disminuyó a oferta en el corto plazo, cuando se quería contener los precios ¡Un monumento a la tontería!
Así, vamos entonces, a una decadencia de la ganadería vacuna. Algunos productores, los que puedan, harán agricultura. Otros quedarán en el camino.... y todos los argentinos pagarán las consecuencias de la escasez de carne. Y esta vez sí, sin remedio alguno.
Carlos D. Heguy, enero de 2007